En el difícil césped sintético del campo de juego del Coliseo del Bajo Belgrano, y ante un duro rival Flandria tenía que enfrentar no solo a Excursionistas, también a sus propias limitaciones y búsquedas de identidad de un equipo que todavía no la encuentra. 

A pesar de ello, Flandria se le plantó desde el comienzo al equipo dirigido por Kopriva, jugando lejos de su arco y pegando primero en el principio del partido con un golazo.

En un despeje corto, Bustamante tomó el rebote en el vértice del área y con un exquisito derechazo la colocó lejos del alcance del arquero Cajal.  

Con los esquemas cambiados desde muy temprano, Flandria retrocedió, le cedió el dominio y la obligación al local pero no lo complicó demasiado, ya que solo dependía de lo que podían hacer el 10 Fernández y las arremetidas de Torancio. 

El segundo tiempo parecía con la misma tónica pero el local, en una jugada aislada llegó al empate por Alejandro Gonzalez, que se llevó la pelota por delante y la metió contra su propio arco.

A partir de la paridad, el local creció en todo sentido y empezó a resolver a su favor, cuando Raggio inexplicablemente hizo un penal infantil y vió la roja. Matías Fernandez lo cambió por gol. 2-1 totalmente merecido, ya que Excursionistas antes había avisado con dos llegadas que terminaron en los palos.

Con el panorama tan esquivo y sin ideas, el local perdonó a Flandria una y otra vez, con llegadas muy peligrosas y justificando la ventaja.

Walter Díaz apeló a cambios ofensivos y al recurso recurrente de buscar solo a Bustamante. Pocos argumentos para llegar a la igualdad. 

Fue así que al Canario se le escapó el partido, se quedó con las manos vacías y sigue sin encontrar un rendimiento convincente.

Una derrota inobjetable que deja aún más dudas y muy lejos las soluciones.