Cuando Armenio se puso en ventaja con el certero cabezazo de Medina, se desmoronó todo. 

El aliento en la tribuna se transformó en reproches e insultos, desde el banco de suplentes todo fue silencio y resignación, y en el campo de juego fue solo alguna aventura individual que no fue suficiente. 

El partido fue parejo, Flandria tuvo su momento en un tramo del primer tiempo pero no fue eficiente ni constante para capitalizar lo poco positivo que hacía. 

Algunos destellos de Blanco, el empuje de Juncos y los pocos desbordes de Esteche se fueron diluyendo y esto hizo acrecentar el trabajo y oficio de Deportivo Armenio. 

Cuando todo era parejo y sin emociones, Armenio aprovechó un dejo en la defensa luego de un córner para llevarse un premio exagerado pero que lo trabajó más que un desconcertado Flandria. 

El final para Davio es inesperado; cuando la ilusión era muy alta, después de una gran pretemporada, con nombres interesantes para reforzar el plantel y con buenos partidos preparatorios, nada hacía pensar semejante déficit futbolístico y una cosecha tan magra de puntos.

Con jugadores que todavía no dan la talla, más otros a los que se les espera mucho más, sumado a errores propios, Santiago Davio dió el paso al costado para descomprimir la situación y barajar para de nuevo. 

Ahora deberá elegir al indicado para tomar el timón y enderezar el rumbo.